S5.- Los profesionales: LOS PROYECCIONISTAS

Aunque poca gente lo sepa, el oficio de proyeccionista exigía mucha especialización años atrás.
Según me contaba un amigo veterano en el gremio, debías pasar un curso intensivo y como "final de carrera" debías diseñar un cine: distancia del proyector a la pantalla, colocación de butacas, luces, etc...

Vamos, que era algo completo y complejo que necesitaba no sólo conocimientos de la mecánica de la proyección, sino también del tratamiento de la película, ya que también existían los nitratos, fácilmente inflamables y con los que había que tener mucho cuidado. Y ya no menciono nada del orden y control de los materiales a proyectar. Actualmente hay muchos elementos importantes en el visionado de una película que el público en general pasa por alto; en su momento las películas CINEMASCOPE (relación de aspecto 2,43:1) las veíamos así de comprimidas (ver foto) porque no tenían la lente anamórfica o porque al proyeccionista se le olvidaba ponerla.

Actualmente también suceden cosas como esas, o bien no se respeta el formato de imagen, comiéndose mucho por los lados (si no hay que fijarse siempre en los títulos de crédito, por si hay alguna letra comida, por ejemplo). Hay veces que la imagen tiembla, de arriba a abajo por culpa de una desobturación del proyector, o bien se ve con poca intensidad porque están ahorrando en la lámpara y no la ponen ya no digo al 70%, sino al 50%.

Todas estas cosas y más son las que tienen que controlar los proyeccionistas. Pero el problema es que ellos son los "ejecutores" de una política del cine, como cuando te hacen el tongo de la entrada, afortunadamente cada vez en menos cines porque se lleva un control de las entradas por ordenador.

La treta es la siguiente (se sigue practicando en 2 cines de La Coruña, que yo sepa): te dan una entrada sin numerar, que simplemente pone un número de registro, la sala y poco más. Cuando accedías a la sala, un hábil prestidigitador, que tenía un montón de entradas ya cortadas en una mano, cogía la tuya entera y te daba un resguardo de una previamente cortada. Así tu entrada volvía a ser vendida y el importe que habías dado en la taquilla iba íntegramente al cine. Tu veías la película, pero ella no veía nada lo que habías pagado por ella.

Con el tiempo la maquinaria ha evolucionado. Tanto que ya los proyeccionistas se pluriemplean y no sólo están en cabinas, sino que además pueden llegar a poner palomitas, etc... Y no sólo ellos amplían sus tareas, sino que además los cines no sólo abren más salas, sino cafeterías, restaurantes, etc... para poder ampliar sus ganancias.

Independientemente del aspecto comercial de su trabajo, vaya este post como homenaje a estos profesionales que apagan las luces y ponen en marcha el proyector.

Y un saludo cariñoso a la gente de Yelmo Cineplex Los Rosales por haberse portado tan bien conmigo durante un trabajo que tuve que hacer en sus instalaciones.