(Contiene SPOILERS)(5/10): Buen hacer y buenas actrices. Nada más.Ésta es la primera vez que anoto cosas durante la proyección de una película: no quería olvidarme de ningún detalle para comentarlo aquí.
Para empezar iba con gran recelo a ver la nueva película del
Ken Loach español. Siento la comparación, pero él mismo trata de convertirse en eso, no es un mote que le pongamos por odio. De hecho el director es quien parece odiar el mundo en el que vive y del que vive para hacer sus denuncias sociales. Y parece que usa a marginales como aliados para poder explicar en sus películas sus frustraciones ideológicas.
Para empezar, el guión sigue empeñado en crucificar y condenar al más absoluto de los infiernos a sus "heroínas". Y el infierno él se encarga de reflejarlo muy bien, en algunas situaciones de forma verídica (por ejemplo, secuencias en la Casa de Campo con matrículas de coches ocultas bajo un pixelado). Y Don Fernando se encarga de no dar a sus protagonistas posibilidad de escape. Y lo ejemplifica perfectamente con la definición de "princesa" que da el personaje de Candela Peña.
Todas las prostitutas, aparte de irredentas, son víctimas. El personaje de Candela Peña tiene el noble propósito de agrandarse las tetas. Pero da a entender que es temporal. Ésa debe ser su mentira, porque un personaje que tiene un objetivo claro pero tiene que hacer algo horrible querría dejarlo con la máxima urgencia. Y no es el caso.
El personaje de Micaela Nevárez es el más creíble como el de una dominicana sin papeles a la que no le queda más remedio que prostituirse. Pero que también actúa como "mantis religiosa".
Lo malo de las película panfletarias es que no hay quien se las crea.
Y aparte no hacen ningún favor a quien retrata.
Y en este caso, como De Aranoa quiere dignificarlas y convertirlas en heroínas (hace un paralelismo sobre Superman mejor usado que en Kill Bill 2), no sólo les escribe frases filosóficas de las que sueltas a la hora del café de sobremesa sobre Dios y la vida, sino que además las pone de profesoras de sexualidad (tiembla Lorena Berdún) o introduce algún personaje envidiable dentro de la profesión, como la querida de algún ministro que les regala un paseo en limusina.
No faltan las historias no desarrolladas (como las de Candela y Micaela con sus "novios") que podrían defenestrar el discurso ideológico del director.
Pero hay que destacar lo bueno de la película, que son un par de cosas: las actrices y la puesta en escena. Esta vez Fernando León se ha atrevido a llevar la cámara al hombro y hace una puesta en escena menos acartonada. Las actrices están de premio, y cabe destacar los descubrimientos de
Antonio Durán Morris y
Llum Barrera como excelentes secundarios.
La película también puede contar con el privilegio de que
Manu Chao haya compuesto una canción para la película "Me llaman calle", juego de palabras casi digno de Médem.
Resumiendo, que el día que sepamos hacer cine de esta calidad y factura pero sin tantas "Reinas" y "Princesas" habrá que hacer una celebración doble, porque la gente irá a ver más cine español y al mismo tiempo menos propaganda.
Lo mejor: las actrices y la dirección.
Lo peor: que la gente se regocije y calme con estas películas sus "preocupaciones" sociales. Nadie mejor para eso que Fernando León y el discurso progre de todo a 100. Eso sí, va refinando el estilo. Y que a partir de ahora usar "princesa" como piropo pueda ser de cuestionable gusto y arriesgado uso :P